Cuando era niña y viajaba a Santa Cruz a ver a su mamá, la veía y soñaba con ser reina de belleza. Luego, cuando volvía a La Paz con su papá quería ser presidenta del país. Así, una pequeña llena de sueños creció con una herencia familiar de concursos de belleza, pero también de constante formación profesional hasta ser la mujer que es hoy: la nueva Miss Bolivia Universo 2020.
Lenka Nemer Drpic es la paceña que rompió la hegemonía cruceña del Miss Bolivia y le dio la corona máxima a La Paz después de 35 años, un hito que conquistó con una belleza integral, que combina la preparación física y profesional desde su carrera.
Tiene 23 años y estudia Relaciones Internacionales en la Universidad Tecnológica Privada de Santa Cruz (Utepsa); está becada y pertenece al cuadro de honor. Además, antes de la pandemia, era presentadora de televisión, profesora de inglés en el Centro Boliviano Americano (CBA) y pasaba clases de francés.
Desde que llegó al concurso destacó por su preparación académica y los proyectos que tenía para la comunidad en caso de ganar el título; así lo hizo.
En un entrevista con la revista ASÍ cuenta los sueños que tiene para el año de su reinado, su postura feminista y sus ganas de entregar su trabajo a la comunidad.
ENTRE LA PAZ Y SANTA CRUZ
Lenka nació en La Paz. Es hija de José Alfredo Nemer, de origen libanés, y de Victoria Lenka Drpic, de ascendencia croata. Tiene dos hermanas mayores.
La representante de belleza cuenta que sus padres se divorciaron cuando ella tenía tres años, entonces se fue con su mamá a Santa Cruz durante un periodo corto, hasta que quiso volver a La Paz porque extrañaba a su papá. “Yo me enfermaba mucho hasta que descubrieron que tenía tiricia porque necesitaba estar con mi papá, lo extrañaba demasiado. El vínculo que tengo con él es único. Mi padre es la figura en mi vida, lo es todo”, cuenta.
Cuando volvió a la sede de Gobierno pudo reencontrarse con sus hermanas y reforzar los lazos con toda su numerosa familia, a la que describe como bastante unida debido al origen árabe que tiene.
Su hermana mayor se llama Nadia y la segunda Vinka, quien fue Miss Bolivia Tierra en 2015. “Si yo me acerqué a Promociones Gloria fue gracias a que mi hermana ya había sacado una corona”, cuenta. Por su parte, Nadia también fue modelo, pero ahora maneja la Red de Empresarias más grande de España. Ambas inspiraron a Lenka y la acompañaron en todo su crecimiento.
Uno de los momentos más difíciles de su vida fue cuando a su papá le dio dos embolias en menos de un mes, lo que lo dejó paralítico un tiempo. “Toda nuestra construcción de vida se cayó, él siempre era la cabeza de la casa, y verlo postrado en cama era doloroso. Es una herida que hasta ahora me hace llorar. Lo que rescato es que mi padre me ha enseñado a ser fuerte y a que todo se supera”, dice.
Otra figura importante para la joven es su madre, que lleva el mismo nombre y a la que se parece físicamente bastante. Pese a estar alejadas geográficamente, cuenta que siempre estuvo presente en su vida hasta el momento en que volvió a vivir con ella cuando estaba en la secundaria. “Mi mamá siempre estuvo ahí, viajaba todo el tiempo a visitarnos a las tres, o si tenía que explicarle algo a mi papá lo hacía. El hecho de que vivamos en otra ciudad nunca nos alejó”, afirma.
Al volver al oriente entró al colegio Madre Vicenta Uboldi. Al principio le costó adaptarse, pero le ayudó la música. Toca el violín desde pequeña y le gusta cantar así que encontró su lugar en el conservatorio del establecimiento.
Luego de salir bachiller, estudió actuación profesional en Buenos Aires y producción de moda con los organizadores de Argentina Fashion Week.
Sus amigos la conocen como la “mil oficios” porque siempre está haciendo algo, es muy activa. Divide su tiempo entre sus estudios (de profesión, idioma, violín y canto) y sus actividades favoritas, como enseñar. “Me gusta mucho dar clases a niños porque ellos te enseñan paciencia, comprensión y, desde su perspectiva tan sencilla del mundo, entiendes que tus problema no son tan grandes como parecen a veces”.
LA MISS FEMINISTA
Lenka ingresó al mundo del modelaje muy joven, en 2014, de la mano de Pablo Manzoni y sus Magníficas. Estar inmersa en los concursos de belleza también fue parte de su vida y, aunque parezcan dos polos opues-tos, también se declara feminista.
“Hay una frase que me gusta mucho porque define lo que pienso: ‘Hay tantos feminismos, como mujeres y hombres en la Tierra’. Yo creo que no existe un solo feminismo porque todos trabajamos desde nuestras perspectivas, nuestros conocimientos, nuestras vivencias para alcanzar la naturaleza superior del ser humano. Por eso, mi punto de encuentro siempre ha sido el mundo del espectáculo”.
Nemer explica que se puede unir esas dos aristas y convertirlas en espacios nuevos para que las mujeres expresen su voz y logren cambios estructurales. Es parte del Colectivo Feminista Boliviano y Niñas Malcriadas, entre otras organizaciones más que defienden la lucha de las mujeres por la igualdad y la equidad.
“El mundo de las luces siempre ha sido mi mundo y todos esos sentires míos, que tienen que ver con la equidad de género, a veces hasta se contradecían. Pero entré al concurso porque siento que es momento de tomar espacios, porque si bien antes parecía contradictorio, nos encontramos en un momento donde esto necesita cambiar”, dice.
ASPIRACIONES
Ahora Lenka está enfocada en aprovechar al máximo su año de reinado y ser una buena representante en el Miss Universo, que se realizará el primer trimestre del próximo año; aún no se sabe si será en Las Vegas, Estados Unidos, o en Asía.
“Me siento honrada porque no pudo haber sido de otra manera. Muchos me decían que debía entrar al Miss Santa Cruz y yo siempre dije que no, porque mi identidad, mi origen, mi sentir, es La Paz y no hay honor más grande que poder representarla”.
Uno de sus sueños es conocer a todos los líderes de las comunidades y los movimientos sociales, escucharlos y ayudarlos entendiendo las necesidades de Bolivia.
Además, anhela hacer un máster en Cultura de Paz, Resolución de Conflictos y Soportes en Crisis Humanitarias, para trabajar en situaciones de peligro extremo mediante alguna institución que busque promover equidad y justicia social.
“Todos debemos trabajar para hacer patria, desde donde estemos. Hacer patria no es solamente construir un gran país, sino construir-nos a nosotros mismos como grandes seres humanos y apoyar la equidad, la justicia social, de manera efectiva en contra de la violencia. Todos tenemos la obligación de engrandecerla”, finaliza.
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