Entre lo que buscan las cámaras y sus objetivos: Denisse Quiroga quiere consolidarse en el periodismo

Después de 14 años, Denisse Quiroga puede dormir ocho horas al final de cada día. No tiene que madrugar a las 4:00 para estar desde las 6:00 en la revista matinal de Unitel, donde hasta hace tres meses fue uno de los rostros más reconocidos. Dejó ese canal porque sus objetivos profesionales no conjugaban con los de las cámaras, que buscaban mantenerla  como presentadora de espectáculos. Denisse quería pasar a presentar noticias y hacer las entrevistas periodísticas, pero le dijeron que no y ella decidió renunciar.

Está en busca de opciones para volver al trabajo duro de la tele, al que está acostumbrada desde muy joven, pero se siente limitada. Primero porque tiene que esperar un cierto tiempo para lograr espacio en otro canal, como lo establece una especie de “pacto de caballeros” que tienen algunos medios para no disputarse presentadores. Por otro lado, el mercado laboral en su rubro está deprimido –igual que muchos– sobre todo por la pandemia.

Por eso, la presentadora que fue Miss La Paz a los 16 años y modelo profesional baraja la posibilidad de iniciar un emprendimiento propio. Siente que es el momento y con la llegada del nuevo año esa posibilidad la seduce más. Ve el año 2022 como un tiempo de cambios trascendentales, incluso en su vida personal. Casada hace 12 años con el periodista y presentador de televisión Juan Carlos Monrroy acaricia la posibilidad de ser mamá.

Denisse Quiroga nació en La Paz y estudió en la Universidad Católica Boliviana. Apenas terminó su carrera, se fue a EEUU con un programa de intercambio para trabajar como asistente de profesora de niños latinos en Minnesota. Su intención era quedarse y estudiar en ese país, pero no logró por las condiciones adversas que la cercaron, desde un crudo invierno hasta el hecho de que pese a tener dos trabajos –uno en McDonald’s– lo que ganaba sólo le alcanzaba para pagar el lugar donde vivía.

“No tenía  celular ni auto, todo mi transporte era en bicicleta. Fue muy duro, sufrí mucho, me deprimí y aumenté 20 kilos. Quería, pero no tenía los medios y decidí volver”, cuenta la periodista de 38 años.

De regreso a Bolivia, decidió independizarse y comenzar a buscar su camino en la televisión. “Volví decidida. Si allá había sufrido tanto, por qué no acá; además podría ayudar a mi mamá y a mi hermana menor”, afirma.

Su hermana, Estefannie Quiroga, hoy vive en Estados Unidos. “Con mi experiencia ella sí pudo hacer realidad su sueño americano”, dice Denisse. Esta es la conversación con la periodista y presentadora de TV.

¿Cómo son sus días fuera del set televisivo?

Descansando y valorando mucho el sueño, duermo ocho o siete horas. Pero estoy en busca de algunas opciones laborales, no sólo dentro de la televisión, sino en otras ramas; la comunicación tiene muchos campos. También pienso en un emprendimiento propio, algo con lo que siempre soñé, pero a lo que no me arriesgue por falta de tiempo y energía.

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¿No piensa regresar?

La televisión es mi carrera, con lo que crecí y en lo que quiero consolidarme, pero no sé si habrá espacio; el campo es cerrado, pequeño,  así que me toca esperar una oportunidad.

La TV abre otros espacios

Sí y ahora sobre todo las plataformas digitales que permiten continuar vigente. Me ayudaron en su momento y confieso que fue un reto subirse a  la tecnología, pero hay que hacerlo; todos apuestan a lo digital. Trabajo con algunas marcas en las RRSS.

¿Cómo le va con sus seguidores en las RRSS?

Muy bien. El público que me sigue es orgánico, es el que me acompañó siempre. Gente de la que siento su cariño.

¿Cómo está el mercado laboral de la TV?

La pandemia y los conflictos político- sociales dejaron secuelas en el campo televisivo. Varios medios se vieron afectados, vieron decrecer sus ingresos, tuvieron que reducir personal. Muchos están en la lucha de reactivarse y los que estaban consolidados están tratando de mantenerse.

¿Cómo se mide la popularidad de un rostro en la televisión?

En Bolivia no existen mediciones; los raitings que se manejan son encuestas y resultados de  grupos focales. Nunca supe de alguna metodología que midiera el gusto o no por un rostro en televisión. Personalmente, yo me mido por el cariño de la gente que me reconoce en la calle. Las RRSS ayudan más en eso.

En la TV internacional se ve rostros  adultos; en Bolivia bastante  caras jóvenes, ¿por qué?

Sí, es algo a lo que uno siempre está expuesto, precisamente más cuando se trabaja años en un canal de TV. Se escucha que hay que renovar rostros y en las RRSS se lee también eso, lo que hace pensar que no se valora la experiencia; como si sólo valiera la juventud, la belleza y no lo que hay atrás de uno: trabajo, dedicación, el empezar desde abajo, la experiencia. Los presentadores de noticieros de EEUU y España, por ejemplo, son gente grande que construye imagen,  personalidad y credibilidad, la gente los respeta y quiere.

¿Qué pide la TV en Bolivia a la  presentadora? ¿Juventud, belleza o experiencia?

Evidentemente, la televisión es imagen y veo que se considera como requisito tener un cierto tipo de belleza,  pero no creo que sea esencial; hay presentadores que destacan por su conocimiento,  humildad o empatía. Siempre hay algo que te hace más bello y te permite llegar al público.

¿Eso vale en  varones y mujeres?

La verdad, no veo un gran cambio en los rostros de varones; no podría opinar al respecto.

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¿Los rostros de los varones duran más en la TV?

Sí. Veo que los rostros de mujeres rotan mucho; los varones se mantienen más tiempo;  no  veo que los cambien con tanta frecuencia.

¿Ganan igual?

No sé, es una información muy reservada, pero creo que, como en cualquier área, depende del desempeño, de la manera en que uno se maneja y  cómo la  empresa valora su trabajo.

Más de 13 años en las pantallas, ¿cómo se mantuvo?

Con pasión, trabajo, constancia y la decisión de superarse constantemente para subir de nivel. Si te quedas en algo y no avanzas, es difícil  mantenerse; sólo la belleza e imagen no te llevan adonde quieres.

Además de presentadora, es periodista de calle.

Sí y es agotador porque la cobertura no tiene tiempos. Cuando hacía cobertura tenía que estar en el canal al mediodía para presentar las noticias. Si había bloqueos o enfrentamientos  tenía que ir corriendo. Fue complicado, pero fueron mis mayores años de aprendizaje. Mi primera área fue Economía y fue difícil al inicio porque no entendía casi nada y no tenía contactos. Cuando terminaba la conferencia de prensa del Ministro de Economía de entonces, hoy presidente de Bolivia, Luis Arce, pese a que él era muy didáctico, camino al canal escuchaba mil veces sus declaraciones. Pero la práctica enseña; el día a día hace desarrollar habilidades.

¿Qué cobertura recuerda?

Un conflicto entre  mineros cooperativistas y asalariados que llegó a un enfrentamiento a dinamitazos en la Federación de Mineros, en El Prado.  Habíamos hecho toda la cobertura con mi  compañero Wilson Bejarano,  camarógrafo, y estábamos en el lugar, en medio del enfrentamiento, y no me gustaba porque durante un choque así, aunque te ubiques cerca de la Policía, te puede llegar una pedrada, un gas.

No quería acercarme a la federación, tampoco quería que Wilson lo hiciera; los camarógrafos y fotógrafos siempre son los más expuestos porque deben lograr  las imágenes. Era cerca del mediodía y yo tenía que ir al canal para presentar las noticias, pero no quería dejarlo a Wilson, menos si se arriesgaba a entrar. Él tenía un problema en la vista, porque las cámaras dañan la vista; si entraba y le pasaba algo, ¿quién lo ayudaría? Me desesperó esa idea hasta que él me sostuvo y me dijo imponiéndose: “No, Denisse, tú no entras; yo entraré solo. Andá al canal”. Y me despachó. Yo sentía que algo muy malo pasaría… Ese día, momentos después, murieron tres personas por las explosiones. Y, por más cruel que suene, Wilson tenía las imágenes. Era un gran logro también para mí porque  era trabajo en equipo:  él tenía las imágenes, yo la información de la fuente, Recuerdo  que llegó y me dijo: “¡Mamita, tengo todo!”. Yo estaba en plena presentación del noticiero.

¿Cómo llegó a la TV?

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Busqué mis oportunidades porque nadie me conocía. Cuando regresé de EEUU, fui a tocar puertas, pero había engordado mucho, 20 kilos. Hacía  casting y me decían que tenía talento, pero no me contrataban. Seguí intentando mientras trabajaba en otras áreas y bajaba de peso. Pasaron unos seis meses y me llamaron de PAT, hice un nuevo casting y me contrataron como presentadora de espectáculos en la revista matinal.

Ocho meses después, Unitel me invitó a trabajar en su revista matinal, donde me mantuve 13 años. También comencé en espectáculo y me encantaba porque era un campo tan versátil,  pero con el tiempo quise volcarme al periodismo, pero también fue complicado porque entonces las personas que hacían espectáculo no podían hacer periodismo y viceversa. Me costó mucho que me dieran la oportunidad, pero lo hicieron.

Después pedí presentar las noticias. Una colega se había ido, había el espacio y creí que era la oportunidad, pero me la negaron; entonces decidí renunciar. Eso pasó tres días antes de mi boda. Pero me llamaron y me dijeron que aceptaban. Estaba preparada, no es que llegué y me pusieron de presentadora; yo me gané ese lugar trabajando.

¿Por qué renunció a Unitel?

Por la misma razón. En el programa matinal seguía presentando espectáculos y yo quería presentar noticias, hacer las entrevistas porque sentí que era tiempo de migrar totalmente a lo periodístico. En La revista yo ya no quería baile, disfraz de sketch cómico; ya no quería hacer espectáculo y decidí buscar otro rumbo.

¿No se tomó como capricho?

No sé, pero es mi objetivo. Tengo colegas que se sienten bien cómo están porque no quieren estresarse, tener otras responsabilidades, pero yo  quiero, es mi profesión, un compromiso conmigo misma. Sé que tengo que mejorar en muchos aspectos, pero, si no tengo la oportunidad, no lo haré.

¿Cómo está su vida personal?

Tengo un esposo que es una bendición, un pilar en mi vida. Está en el mismo rubro, sabe de los turnos, de los  horarios; siento que llegó a mi vida para sumar, sobre todo estabilidad emocional. Me apoya en mis decisiones, como la de ahora.

¿Tiene planes en pareja?

Queremos tener nuestro bebecito; es algo en lo que pensamos hace tiempo y creo que en este momento queremos consolidarlo. Esperamos esa bendición.

¿Qué espera del nuevo año?

Siento que  2022 será  muy significativo en mi vida  y lleno de retos porque las decisiones que tome, familiares o profesionales, serán determinantes.

Busqué mis oportunidades porque nadie me conocía. Cuando regresé de EEUU fui a tocar puertas, pero había engordado mucho, 20 kilos

Ya no quería baile, disfraz de sketch cómico. Esa fue la razón principal: yo ya no quería hacer espectáculo y decidí buscar otro rumbo.

//Pagina Siete

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