En medio de las empedradas calles del centro paceño, cargadas de aromas a incienso, puestos de artesanías y el bullicio de turistas mochileros, el presidente de Chile, Gabriel Boric, se fundió con la multitud como un viajero anónimo.
Sin traje formal, sin custodia visible y sin la rigidez protocolar, Boric —con chamarra casual, jeans oscuros y zapatillas— recorrió la zona de San Francisco y la plaza cercana, curioso y sereno.
Pocos imaginaron que aquel joven de barba prolija era un jefe de Estado en visita oficial por la transmisión de mando del nuevo gobierno boliviano.
Su elección de hospedaje ya había generado sorpresa: en lugar de lujosos hoteles cinco estrellas, Boric optó por el icónico Hostal Naira, un enclave bohemio en el corazón turístico de La Paz, donde se entremezclan acentos globales y la esencia paceña.
Allí, en la antigua Peña Naira —fundada en 1966 como cuna del folclore boliviano—, el mandatario chileno se alojó sin pompa, compartiendo el espacio con delegaciones y huéspedes comunes.
Un paseo viral
Durante la jornada de la posesión de Rodrigo Paz Pereira el 8 de noviembre de 2025, las redes sociales explotaron con imágenes de Boric en el comercio popular.
Acompañado solo por dos personas, se detuvo en puestos de artesanías, observó tejidos y souvenirs, sonrió y continuó su camino sin atraer miradas sospechosas.
“Caminó entre todos como si fuera uno más”, relató un vendedor de la zona, quien solo supo después la identidad de su «cliente».

Un post, acompañado de una foto de Boric degustando un tradicional fricasé paceño en un restaurante popular, generó miles de interacciones.
La seguridad fue mínima afuera del Hostal Naira apenas se vislumbraban agentes, contrastando con el despliegue habitual para mandatarios extranjeros.
Este lugar, cargado de historia, albergó en su momento a la legendaria Violeta Parra, autora de “Gracias a la vida”. Boric, consciente del legado, rindió homenaje antes de partir: grabó un mensaje de despedida y entregó un presente en nombre de Chile.
“Me despido de La Paz entregando un presente… a un lugar donde Violeta Parra dejó huella y donde tuve el honor de alojarme. ¡Gracias al pueblo boliviano por su cariño!”, publicó en Facebook.
En un contexto de relaciones bilaterales complejas, su gesto humaniza el diálogo entre Chile y Bolivia, recordando que la diplomacia también puede ser un paseo entre la gente.
La presencia de Boric en la transmisión de mando no solo fortaleció lazos regionales, sino que dejó una lección de humildad. Mientras Bolivia inicia una nueva era con Paz Pereira, el «turista presidencial» chileno se lleva el cariño paceño y una postal imborrable de autenticidad.
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