En El Alto las bodas son de altura con fiestas monumentales, limusinas Hummer y desfile de hasta 14 grupos musicales

Fanny Martínez y José Mamani se casaron el  29 de enero de este 2022 en la ciudad de El Alto. La boda religiosa fue en la parroquia San Pío X de Ciudad Satélite, un templo lleno de esa belleza que da la sencillez y de una gran fama: las uniones que se celebran en él  sólo la muerte diluye, según  Fanny, hoy la flamante esposa.

La pareja se decidió por un matrimonio de estilo clásico y discreto, pero un familiar los sorprendió con un regalo muy particular: un paseo en una lujosa limusina Hummer.

Con ese detalle,  su boda entró, sin esperarlo, a la tendencia de las que se realizan hoy en la ciudad de El Alto; no sólo con una limusina Hummer al servicio de los novios, sino con fiestas monumentales de hasta tres días para 1.800 invitados, en locales lujosos y caros, y con un desfile de hasta 14 grupos musicales.

La de Fanny y José fue una boda  de dos días para 200 personas, en un local elegante, cuyo alquiler llegó a los  15.000 bolivianos por jornada.

En la recepción apostaron a la atención y dispusieron de un importante número de garzones para que todos sus invitados, por ejemplo, disfruten al mismo tiempo del exquisito cerdo al horno preparado por Adela Sillerico.

No descuidaron el detalle de la música, pero “sólo” tuvieron cuatro grupos (Expresso, Tekila,  Mister Yo y Jalsuri). Tres fueron contratados por la pareja y el  cuarto fue un regalo. El primer día  tocaron los cuatro, el segundo, en el conteo de regalos, sólo Tekila, comenta a Página Siete la novia que eligió su vestido en Belle Mariée,  Santa Cruz.

“Las bodas en El Alto son muy lujosas, nosotros optamos por algo elegante y sencillo, porque  cubrimos todos los gastos”, añade Fanny, ingeniera petrolera que trabaja en Potosí, pero que vive con su esposo, abogado de profesión, en la urbe alteña.

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Novios sobre limusinas

Óscar Sosa, gerente general de Imperial Limusina, empresa que alquila la limusina Hummer, es testigo de muchos matrimonios monumentales en El Alto que cuentan con el detalle del servicio de sus lujosos vehículos hasta dos días. El primero para transportar a  los novios y el segundo a los padrinos.

Si bien el servicio es por horas, a veces se extiende de la mañana a la tarde, sobre todo cuando los novios eligen tener su boda religiosa en algún pueblo de La Paz.

Hace unas semanas tuvo un contrato así. En la mañana recogió a la novia de un salón de belleza en la ciudad de La Paz para  transportarla a Guaqui, donde la esperaban para la boda religiosa. Consumada la celebración, la limusina llevó nuevamente a la pareja a La Paz para la sesión de fotos; de ahí a El Alto, donde se celebró la recepción.

“La limusina, además de prestar el servicio de transporte, ofrece una fina atención a los novios”, asegura Sosa.

Y esa atención se traduce hasta en un brindis con champagne americano, acompañado de bocaditos de caviar, shushi o langostinos.

Este tipo de servicio oscila entre los 3.500 y 4.000 bolivianos, dependiendo del tiempo.

Fanny Martínez abordan la limusina Hummer en la que fue llevada al templo  San Pio X de Ciudad Satélite. Foto: Carlos Sánchez / Página Siete

Fiestas monumentales

Wendy Achacollo y Diego Susara, que se casaron el 22 de enero, también tuvieron el servicio de la limusina Hummer Imperial y, al igual que para Fanny y Juan, fue una sorpresa.

“Fue una sorpresa impresionante. Paseamos en la limusina por el centro de La Paz; esto después de que Vicente Fernández de Yo me llamo nos cantara temas bellísimos en la puerta de la iglesia. La limusina nos llevó a la sesión de fotos en el Puente de Las Américas y el Jardín Botánico, y después al salón de fiesta,  como a las 16:00”, relata Wendy.

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Los novios Fanny Martínez y José Mamani  a bordo de la limusina Hummer después de su boda religiosa en la ciudad de El Alto, el 29 de enero 2022. Foto: Carlos Sánchez / Página Siete

Los esposos hicieron su ingreso al salón al son de la morenada Nuestro amor, interpretada por Sumaj Kamaña. Los siguió la Fraternidad Transporte Pesado, bloque Contrarruta (del que Diego es fundador), bailando la danza con trajes en rojo y blanco, y matracas en forma de camión.

La Fraternidad Transporte Pesado, bloque Contrarruta, a la que pertenecen Wendy Achacollo y Diego Susara, el día de la boda.

La música en esta boda corrió por parte de Doble Vía, Sumaj Kamaña,  Wilka Chakana, además de Selena y Vicente Fernández del reality Yo me llamo.

Alejandra Gutiérrez, coordinadora de eventos Wayra, se encargó de que las medidas de bioseguridad se fusionaran con todo el protocolo y programa de esta boda con toque folklorista. “Lo que más me gustó fue el apoyo de Alejandra, que se encargó de la desinfección del salón y del servicio de catering, todo salió maravilloso. Lucía Mendoza estuvo a cargo de los arreglos florales y Le Patisserie de la torta”, expresa Wendy, que lució un vestido de novia diseñado en Santa Cruz por Rosario Guevara.

Alejandra Gutiérrez también fue contratada para otras bodas en El Alto, donde quedó impresionada con la cantidad de invitados y el desfile de conjuntos, cuya actuación logró coordinar con éxito. “Es un gran despliegue de esfuerzo, pero se logra la coordinación y los eventos salen impresionantes”, comenta.

Enrique Lopera trabaja como garzón hace 20 años y ve cómo las bodas, sobre todo en El Alto, “van cambiando”. “Hace 20 años no se tenían fiestas como las de ahora. Festejan los matrimonios hasta tres días. El primer día la fiesta corre por parte de los padres de la novia, el segundo asumen los padres del novio y el tercero es el conteo de regalos. Atendí matrimonios de casi 2.000 invitados“, afirma.

Y en El Alto se cuenta con salones de fiesta para esa cantidad de invitados. “Son los locales en forma de Transformers y otros, ahí caben”, afirma el garzón.

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Según información recabada por Página Siete, estos locales cobran entre 20.000 y 25.000 bolivianos por día de fiesta.

Desfile de grupos y famosos

Gonzalo Vino, gerente de Sonido Vino, que presta servicios en toda Bolivia, comenta que en El Alto se realizan fiestas de bodas con un desfile de más de una decena de grupos musicales nacionales e internacionales.

Éstos interpretan sus canciones en tandas que oscilan entre 45 y 50 minutos. En el caso de los nacionales, los más cotizados llegan a cobrar hasta 7.000 dólares por dos tandas; mientras que los internacionales, sobre todo los peruanos de moda, pueden pedir hasta 15.000 dólares.  “Hay grupos que llegan con su equipo de sonido en containers, los peruanos, por ejemplo,  y no necesitan nada para tocar”, comenta.

Óscar Sosa de Imperial Limousina afirma que presenció bodas en las  que tocaron 14 conjuntos.

Otro toque que los novios le pueden poner a su boda es, por ejemplo, tener a un personaje de los medios o la farándula como maestro de ceremonias. En el caso de Wendy y Diego Susara contrataron al presentador de radio y televisión Andrés Rojas.

En la boda de Wendy Achacollo y Diego Susara el presentador Andrés Rojas fue el maestro de ceremonias. Foto: Wendy Achacollo

El ayni pone su parte

Enrique Lopera asegura que gran parte de estas fiestas monumentales  se deben al ayni (reciprocidad), la costumbre andina de asistir a una recepción con un obsequio que “será devuelto”.  “Los invitados entran mínimamente con cajas de cervezas por un valor de 100 dólares o regalos grandes, como juegos de dormitorio, de living; si no, les prenden dinero en la ropa a los novios; eso se anota”, cuenta.

Fanny Martínez conoce del ayni pero aclara que ella y su esposo Juan Mamani cubrieron todos los gastos de su matrimonio, preparado desde septiembre de 2020, pero pensado desde hace más de tres años para hacerse en El Alto.

//Pagina Siete

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