El hombre que buscó evadir a la justicia desde el 15 de enero de 2023, luego de mandar a asesinar a su expareja y madre de su hijo, finalmente cayó en manos de la Policía. La entidad del orden y la Fiscalía descubrieron que la mujer encontrada sin vida cerca de los rieles del tren, en la comunidad Campanero, del municipio de Cotoca, fue victimada por encargo.
Remberto Mamani Ibarra era expareja de Norah Chalo Malte, con quien debatían la tutela de su hijo, disputa que lo llevó a planificar el crimen y contrató a dos hombres por Bs 1.000 para que acaben con la vida de la mujer.
El comandante departamental de la Policía de Santa Cruz, coronel Jhonny Omar Chávez Bascopé, indicó que el motivo del crimen fue custodia y pensión de su hijo, pero el 15 de enero, el hombre decidió que acaben con la vida de la mujer, porque ella habría ganado la tutela.
Norah Chalo fue victimada el 15 de enero por dos sujetos, estuvo sin ser identificada durante 11 días, pues recién el 26 de enero los familiares lograron reconocerla y las investigaciones dieron mayores luces para dar con los autores del crimen.
El caso inicialmente se abrió por feminicidio, pero en el transcurso de los días se modificó el tipo penal a asesinato, pues tres sujetos que trabajaban en una chanchería, en la comunidad Campanero, fueron detenidos y enviados a Palmasola, luego de ser tomados como sospechosos del crimen ya que sus declaraciones no fueron contundentes durante las investigaciones.
Tras identificar a la víctima, los agentes de las unidades investigativas dieron con la expareja de la mujer, le hicieron seguimiento y con una orden fiscal se logró aprehenderlo el 15 de febrero, un mes después del hecho de sangre.
Tras la captura de esta persona y al hallarlo en poder del celular y documentos de la fallecida, Remberto Mamani será investigado por el delito de feminicidio.
Norah falleció por asfixia mecánica por estrangulamiento, los autores del crimen la ahorcaron con la cuerda de su cartera, la dejaron semidesnuda y la ocultaron en unos matorrales cerca de los rieles del tren.
//El Deber